Monday, December 16, 2013

LA CABAÑA ES UN DRIVE-IN CLOSET

El catorce de diciembre del dos mil trece, los medios de comunicación de la República Dominicana se ahogaron en llanto ante la noticia del grotesco asesinato del niño lindo del noticiario, el cubano Claudio Nasco. Ahogados como estaban, balbucearon entre lágrimas sus condolencias, sus someras apreciaciones y sus anticlimáticos palos a ciegas en un crimen cuyas características no son extrañas.
Nasco fue hallado muerto en las cabañas Chévere, como tantos otros que han sido muertos en cabañas. Porque las cabañas son el único subterfugio para la privacidad ante los ojos escudriñadores, chismosos y discriminatorios de nuestra sociedad. Porque para esta franja ecuatorial, de sexualidad exacerbada, el sexo es una cosa horrible de la que no se habla y que no se mira, que solo se hace, a oscuras si es posible. Porque las cabañas son también escena para el sexo con chivas, las filmaciones pornográficas que se popularizan cada día en sitios web de Suecia o con fines de extorsión. Porque las cabañas son el escape a la doble moral para practicantes de sano sexo casual, para homosexuales enclosetados, para personas infieles o para aquellos que han desarrollado una especie de vergüenza de su propia sexualidad, gracias al dedo que incesantemente trata de tapar el gran sol (y me disculpan la metáfora anal).

La primera vez que fui a una cabaña, el hombre que me llevaba me pidió que me pusiera una peluca rubia, porque aun con sus vidrios tintados y el anonimato del servicio, él no podía correr el riesgo de ser visto con otro hombre entrando a este lugar.

Porque nos avergüenza ser maricones. Y tanto nos avergüenza ser maricones que hemos fetichizado el pene heterosexual. Apreciamos el pene que se anuncia hetero y que solo nos pertenece a través de la transacción. Hemos desarrollado un fetiche de la transacción porque es el triunfo homosexual sobre el pene heterosexual, la compra del objeto, al que ponemos precio y como objeto adquirido lo queremos de a mucho, en tríos y cuartetos, y bien duro por mucho tiempo gracias a compuestos químicos. Nos gustan los bugarrones. Nos gustan los hombres que son más hombres que los hombres. Los bugarrones que no saben hablar y que vienen de lo más bajo de los estratos urbanos de ese musgo sin control que es Santo Domingo. Nos gustan los que tienen sus mujeres e hijos en casa, los que no besan, los que singan sin sensibilidad alguna. Nos gusta subordinar nuestro placer al placer del falo heterosexual, porque si este nos provoca placer deliberadamente entonces se está volviendo homosexual y con maricones no queremos singar. Nos gusta el hombre convertido en monstruo sexual con la ayuda de tres buenas líneas de coca. Nos gusta el sexo en muecas, nos gusta el sexo como el porno más hardcore, porque es lo que hemos aprendido. Nos gusta en privado porque no queremos admitir el rol pasivo del que huimos despavoridos.

Pero esto no es inherente de nuestra genuflexa identidad. A Pier Paolo Pasolini le gustaban jóvenes y murió asesinado por su amante de 19 años que le pasó tres veces por arriba con un carro. Andrew Cunanan también estuvo involucrado con Gianni Versace y le pegó dos tiros frente a su casa en Miami. 

O algo así.

Tanto nos avergüenza admitir lo mucho que nos gusta la pinga del bugarrón, que ante crímenes de odio como el perpetrado contra Claudio Nasco, no encontramos otra forma de lidiar que con el gran silencio del secreto a voces. Y no solo este silencio, sino otro más temible y penoso: El de la desinformación y la impunidad.

Por todas partes hay publicaciones que hablan de sumas irrisorias por las que ningún palomito va a matar a nadie, de “peces gordos” imaginarios e intangibles que hacen volar la imaginación al mayor de los silencios: el miedo.

No me toca a mí hablar del celular quemado de Claudio Nasco ni de los 25 mil pesos que supuestamente debía, yo no soy detective y ni siquiera me encuentro en República Dominicana. Lo que quiero es recordarles que Jean Luis Jorge fue muerto en circunstancias parecidas y Micky Bretón por igual. Y que estas muertes, por sus connotaciones sexuales, son catalogadas como crimen pasional y pasa al olvido sin más. Al igual que las muertes relacionadas con el virus del SIDA, preferimos no meternos en ese charco para no ensuciarnos, para ni siquiera parecer que estamos sucios. Para que nadie nos señale con un dedo y diga. Porque la opinión nos importa.


No he leído ni una vez en los múltiples artículos publicados sobre el asesinato la frase CRIMEN DE ODIO. Nadie quiere poner el dedo en esa llaga. Nadie dice HOMOFOBIA. Nadie quiere admitir que si Claudio Nasco estaba en una cabaña con otros tres hombres seguro no era para cerrar un negocio ni una menudencia similar. Nasco fue víctima de su propia vergüenza, de su propia homofobia, que es la más ponzoñosa y terrible de todas. Las horas y motivos serán maquillados. Muchas teorías en todas direcciones van a satisfacer todos los gustos e intolerancias, e intentarán que pasemos a lo siguiente y sigamos ignorando este tema tan incómodo.

La cabaña es solo el setting. Es un drive-in closet al que se entra con carro y nadie te ve. Diseñado para esconderse, y luego para disfrutar. Nunca al revés. Estos closets se repiten en casa, en el trabajo, en la calle, en los medios. El mismo Nasco tardó años en asumirse homosexual ante la sociedad dominicana. Pobre niño lindo. Espero que su cuerpo descanse en paz, pero que su alma venga atormentar el gusanillo de la indignación hasta que podamos sentirnos bien en nuestro propio ser. 

14 comments:

  1. Sabes, eres un poco fuerte en la manera de describir tu relato, pero si me gusta, me gusta mucho porque si creo que vivimos en una sociedad conrumpida por el odio y la doble cara en nuestro hogares, religiones y governantes.

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  2. Excelente articulo y digo excelente porque palabras asi no durarian mas de dos minutos en ningun portal de noticias dominicano. el principio de libertad de expresion en Republica Dominicana, mas bien parece un principio de ciencia ficcion de uno de los libros de Isaac Asimov. Lo penoso de nuestra sociedad dominicana es que se escuda a defender las inclinaciones sexuales erradas por moda, por el que diran y para que a nadie lo tilden de homofobico pero en el fondo hay una disonancia que ralla en el ridiculo.

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  3. Mejor de ahí se daña…Excelente articulo!!!

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  4. Excelente artículo, sin maquillaje, realista... Felicidades!!

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  5. Excellente articulo, hiciste un retrato perfecto y realista. Personas como tu son los que hacen falta en republica Dominicana que digan las cosas por lo pelao, caiga quien caiga. Continua en esto

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  6. Creo que ha sido uno de los pocos artículos que habla de las cosas sin velo, sin tapujos y sin tabúes. Te felicito porque sé que quien lea abrirá los ojos de muchas cosas que consciente o no le perjudican. Así son las cosas y así debe hablarse.

    Cualquier cosa pasate por mi blog, Felicidades!

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  7. Publiqué su artículo en 7dias.com.do. No tiene firma porque desconozco su nombre. ¿Le gustaría que apareciera? Mi correo es mcordero@7dias.com.do

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  8. Excelente articulo, me encanto que hablaras sin tapujos y llamando las cosas como son y en el lenguaje que en verdad se use en Santo Domingo. Gracias por compartir y ojala sirva para que nuestra sociedad cambie su manera de ser y evitar otros casos similares.

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  9. Es un excelente artículo. Que dice las cosas con tremenda claridad. Se nota que es alguien que lo ha vidido todo y no tiene miedo, ni pelos en la lengua.

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  10. Muy buen articulo, bien articulado. Personalmente no me gustan las palabras vulgares, pero en tu articulo son mas que justificadas y diria hasta necesarias, ya que imagino que las usas como una provocacion y para sacudir conciencias. Estas muy bien documentado (conoces hasta Pasolini). Tu articulo le quita al menos un dedo al sol; espero que en nuestro pais y en gran parte del mundo haya una revolucion cultural y mental; se puede empezar por ejemplo con la famosa ley " atentado al pudor y las buenas costumbres" que te impide ser efusivo en publico por temor a que algun policia ignorante te aprese acogiendose a la misma. Yo soy hetero y muchas veces me senti cohibida de ser, de ser efusiva sin limites con mi pareja en publico por culpa de ese " miedo" cultural, imagino que para un homosexual es peor, porque cuando tenemos un cardenal que se permite ser despectivo y denigrante con un embajador, tan solo por su preferencia sexual, que se puede esperar con la mayoria de la poblacion que no piensa y se limita a seguir doctrinas.

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  11. Wao! Cuántas luces. Tendrías que estar en la isla.

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