Quisqueya celebra
su Orgullo LGBTQ con las palmadas dispersas que componen su alboroto, en la
ferviente inquietud de los activistas, las dragas y mis queridos maricones
dominicanos. Yo que veo desde el cielo lo que pasa, también he caído en cuenta
de una malsana precaución que se ha publicado en las plataformas sociales, que
instan a los asistentes a portar una vestimenta business casual y a no mostrarse
en las formas estrafalarias e histriónicas que nos dieron el nombre mismo de gay.
Me preocupa que
se quiera tildar de obscena una caravana de orgullo de diversidad sexual. Me
parece contradictorio e ignorante. En una sociedad que hace campaña política con cueros rompiendo el piso con el toto, y el cuerpo está seguro en cada programa de televisión. Una sociedad que baila frotándose los genitales, y cuyas canciones hablan mares de coito y malabares, donde los juegos deportivos están patrocinados por pastillas que prometen 48 horas de erección ininterrumpida y los hombres se jactan de como destrozan el agujero que los acoge. Esta es la que viene a enjuiciar y apaciguar nuestra propia identidad. Coño, pero hay que oír vainas.
Quiero pensar en
la lucha de toda la creciente comunidad de sexualidades y expresiones de género
por la aceptación e integración, como un doloroso proceso de aprendizaje para
todo el mundo, la apertura al abanico siempre creciente de expresión y prácticas
de género, sexualidad y sexo. Que aprendamos todos a admitir, normalizar y
aceptar todas las prácticas sexuales, independientemente nos gusten o no. ¿Por
qué perpetuar el mutis moralista de nuestra educación cristiana?
Quiero que mis
hermanas salgan a la calle como les dé la gana: En tanga, en jockstrap, en
tenis nike azul bolitas, en tríos, en grupos, por delante y por detrás, con un
colalé que diga “aquí te lo ponemos sereno” y de blusa el mediofondo de Martha
Rivera Regidora. Quiero que griten lo que les gusta en el aposento, porque no
es inmoral ni impropio, que el sexo no es obsceno ni tampoco lo es el cuerpo, y
si el gusto es compartido, cuando hay mucho es más ameno. Quiero que en
conmemoración del Orgullo le enseñen a sus madres lo que es un cockring
y cómo se pone, qué es tucking y dónde se pone, qué es el chemsex, qué es el
bareback y qué hay en el porno que ven. Que vivan su sexualidad sin tabúes ni
secretos a voces. Que se eduquen, que solo es bueno, y en el mundo hay pila de
cosas.
Felicidades a
toda la comunidad SAGA (Sexuality and Gender Acceptance), que es el nuevo
nombre de la comunidad LGBTQ (aprende, que va a salir en el examen) por estar
siempre creciendo y siempre dando ese tough love a toda Quisqueya. ¡Gracias!
Foto de Gustavo Dion
y tu crees que Marta use mediofondo? no creo, no
ReplyDeleteSi lo usase, seguro sería lo suficientemente fabuloso para vestirse con él.
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